Sobran aparatos y faltan palabras de cariño, y éstas sólo nacen de un corazón enamorado (del ser humano).
Con la palabra lo podemos casi todo, hasta lo más grande: consolar.
El precio de la paz muchas veces es el silencio.
Silencio (en soledad), amor, actitud de escucha, capacidad de acogida, respeto, palabra auténtica, cariño: itinerario de verdadero calado humano.
Partimos del presupuesto de que ya hay suficiente dolor en el mundo como para incrementarlo con un uso irresponsable de la palabra.
El autor, en todos sus escritos, pretende hacer una analítica existencial en torno a la autenticidad del hombre.