Desde una perspectiva antropológica y teológica este ensayo trata de profundizar en el significado de ser varón o ser mujer. Se basa en lo que propuso Juan Pablo II, en las primeras audiencias de su ya conocida Teología del cuerpo: leer Génesis 2 a la luz de Génesis 1, contemplando así al ser humano antes del pecado original. El giro es copernicano; el ser humano, creado a imagen de Dios, varón y mujer, es fruto de un único acto creador.