El dolor siempre "desorganiza" la comprensión del hombre sobre su propia vida y sobre las relaciones sociales y afectivas de los que le rodean. Las situaciones que resultan complicadas, son aquellas que mejoran y perfeccionan. Sin embargo, existe en nuestros días una disminución patética de los niveles de tolerancia al dolor. Por ello, conceptos como el de resiliencia, reservado hasta ahora al entorno de la psicología especializada, adquieren mayor relevancia, por su interés en estudiar la capacidad del ser humano para resistir los traumas o heridas psicológicas y aprender recursos que impulsen la reparación psíquica de éstos.