Entre el año 1095 y el 1272, los ejércitos cristianos de Occidente acuden a Palestina para liberar del dominio del Islam los Lugares Santos. Desde Pedro el Ermitaño hasta el príncipe Eduardo, las Cruzadas revestirán formas diferentes; el impulso religioso de los comienzos decaerá a partir de la 3ª Cruzada. Si bien es cierto que las Cruzadas se saldaron con un fracaso militar, las relaciones económicas con Levante se multiplicaron. Atrajeron hacia Oriente a una parte de la nobleza y el resultado fue la preparación de modificaciones profundas en la sociedad de la Edad Media que contribuyeron a reforzar el poder de las monarquías.