No son estas nanas solo para mamás y papás que tengan que dormir a sus hijos. Son cantos, a veces dulces y a veces amargos, donde se establece una relación íntima y estrecha entre un adulto y un niño al que se le van dando argumentos para que se entregue al sueño. Y en esta variedad de poesía encontramos muchos registros: ternura, desesperación, tristeza. No dejan de ser versos serenos, líricos que repiten frases y palabras para crear un ritmo interno que invite a cerrar los ojos. Las envolventes ilustraciones de Noemí contribuyen a esta atmósfera esponjosa y dulce…
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