En Merrick era un asesino, pero mataba para otros, no por sí mismo. Era una diferencia importante. Cuando un hombre mataba para llevar a cabo sus propios objetivos, sus propios fines, era un hombre a merced de las emociones, y esos hombres cometían errores. En su día, Merrick fue un profesional. Se distanciaba, eludía toda implicación personal, o eso se decía él, aunque en la paz posterior al crimen a veces se permitía reconocer el placer que le producía.