Ciudadano romano, apóstol y mártir
´La figura de san Pablo no es un fósil arqueológico, sino que tiene -humana y espiritualmente- perenne actualidad. La enseñanza de Pablo es valedera para todos los tiempos. Más aún: creo que es oportunísima para el nuestro. Pablo se movió en un mundo pagano. Y el mundo de nuestros días, con su creciente secularización y con su materialismo desacralizado en todos los sectores de la vida, está muy cerca del mundo pagano de hace veinte siglos. Lo que él predicaba era escándalo para unos y necedad para otros (Cor.I, 1,23). Igual sigue siendo hoy. Su predicación no fue grata en su tiempo. Pero eficaz sí que fue, porque era necesaria y salvadora. Hoy tampoco resonará gratamente a los oídos del mundo. Pero el mundo la necesita, y sólo ella puede salvar al mundo. Por ello, hay que seguir diciéndosela al mundo de hoy como san Pablo se la dijo al de su tiempo.´