Esta obra menor del insigne autor de La Montaña Mágica refleja tal humanidad y tal ternura que uno no puede menos que admirarse ante esta bella amistad entre un hombre y un perro. Nada que ver con las Charlas con Troylo de Antonio Gala; aquí el autor no usa a su perro como interlocutor al que le comenta el mundo que les rodea. Simple y llanamente este libro narra las vivencias de un hombre con su mejor amigo, su perro. Es una obra sobria, digna, pero a la vez emotiva y tierna. Con una fluidez típica en él, el autor nos relata esa relación tan especial con todo lujo de adjetivos y con una abundancia de reflexiones que muestran la profundidad de su alma. Un libro casi desconocido que nos desvela a Thomas Mann en su hogar, en su mundo.