Bernal Diaz del Castillo (Medina del Campo) acompaño la expedición de Hernán Cortés y fue cronista de Indias. Participó y narró la Conquista de México. Viajó en 1514 al Nuevo Mundo en la expedición de Pedro Arias Dávila, que había sido nombrado un año antes gobernador de Castilla del Oro. En esos tiempos, era un joven de más de veinte años de edad, de baja instrucción escolar y que no contaba con riqueza en su tierra natal. Permaneció dos años en la recién conquistada Cuba, donde no se le presentó ninguna situación ventajosa para sus intereses.
La población aborigen de la isla se agotaba debido a las epidemias y trabajos forzados a los que no estaban acostumbrados. Con el objetivo de capturar indios, para luego venderlos como esclavos en Cuba, el gobernador de la isla organizó una exploración hacia las otras pequeñas islas del Caribe. En ese viaje realizado en 1517 se alistó Bernal, bajo las órdenes del capitán Francisco Hernández de Córdoba. Exploraron las costas de Yucatán, después de penosas y peligrosas travesías, regresando a Cuba en condiciones desastrosas.
Al año siguiente, Bernal embarcó, en esta ocasión bajo el mando de Juan de Grijalva para explorar las tierras descubiertas. Por segunda vez retornó a Cuba. Allí se alistó con Hernán Cortés, quién fue su compañía definitiva.
Díaz de Castillo fue testigo y actor de los principales sucesos de la caída de las grandes civilizaciones mesoamericanas, escapando milagrosamente de la muerte. El mismo dice "... ningún capitán ni soldado pasó a esta Nueva España tres veces arreo, una tras otra, como yo; de manera que soy el más antiguo descubridor y conquistador que ha habido ni hay en la Nueva España...", por lo que parece la persona más autorizada para contar la epopeya del siglo XVI.
Bernal conversaba frecuentemente con sus compañeros de armas sobre el tema de la conquista de la Nueva España; ese continuo evocar los acontecimientos fue formándole algunas ideas que más tarde dieron lugar a un conjunto de narraciones. Recurre a sus recuerdos, reforzados por los de sus compañeros, y por eso su obra puede ser considerada como colectiva, lo que no la exime de elementos subjetivos.