Esta breve novela, publicada en Italia en 1961, es el relato de un fracaso amoroso en un pueblo italiano, poco después de la Segunda Guerra Mundial. Lo original es el tratamiento que la autora da a unos hechos, que podríamos considerar corrientes a pesar de su dramatismo, por dos cauces: el afecto hacia unos personajes muy normales, con sus virtudes y sus miserias, y a una tierra, sus costumbres...; y la ironía, siempre suave, nunca hiriente, que quita hierro a las situaciones conflictivas, porque la vida es así, llena de matices, de avances y de retrocesos, y de imprevistos, frutos de las consecuencias de las decisiones, a veces acertadas, a veces erróneas, a veces desconcertantes, de los hombres.
A través de los recuerdos de la protagonista, el lector va conociendo a su familia y a la de Tommasino, en un ambiente pueblerino, lleno de envidias y de chismorreos, en el que la gente lucha por vivir, se ama, triunfa, fracasa, vive y muere..., con las heridas del pasado fascista reciente aún sin cicatrizar. Pero la mirada es amable, comprensiva, nunca desgarrada ni melodramática, porque donde hay dolor también hay sonrisas y siempre puede encontrarse el lado positivo de las pequeñas o grandes tragedias cotidianas.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2001 | Pre-Textos |
126 |
978-84-8191-399 |
Traducción de Andrés Trapiello |
Comentarios
Natalia Ginzburg tiene un estilo muy personal, con una especial atención a los detalles, un cuidado y peculiar uso de los diálogos, una irónica candidez y cierta melancolía escéptica, superada por el afecto hacia unos personajes y unos acontecimientos que su pluma hace entrañables.