El narrador y sus historias reúne las conferencias pronunciadas por José Jiménez Lozano en la Residencia de Estudiantes los días 28, 29 y 30 de octubre de 2002. En ellas el autor reflexiona sobre el arte de narrar, habla de los demonios, que acechan al escritor, del pequeño relato como expresión verdadera frente a la épica de los grandes relatos, estudia los modelos de Cervantes y Dostoievski y concluye con la referencia a unas cuantas cuestiones del oficio de escritor.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2003 | Residencia de Estudiantes |
184 |
84-95078-12-4 |
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Se han puesto de moda los libros que explican la trastienda del oficio de escritor, manuales un tanto superficiales que reducen su mensaje a unos cuantos trucos sobre cómo escribir mejor. De muy distinta factura, por sus pretensiones y por su estilo, es El narrador y sus historias, de Jiménez Lozano. El libro contiene cuatro conferencias pronunciadas por el autor en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Al igual que sucede con los volúmenes de sus diarios (el último, Los cuadernos de la letra pequeña, ver servicio 49/03), en estos textos apenas se describen anécdotas y opiniones personales, salvo en la última conferencia, "Cuantas con uno mismo", mucho más íntima y biográfica.
Comparte Jiménez Lozano el significado de estas palabras de la novelista estadounidense Flannery O"Connor, con la que él se identifica frecuentemente: "El oficio de novelista es una tarea profundamente misteriosa que molesta al mundo moderno". Cuando el escritor se muestra complaciente y busca de manera desesperada el halago, pasa a convertirse en bufón de las circunstancias, pues lo específico del hombre de cultura "es no ser hombre de su tiempo", es decir, un especialista en cuestionar los estereotipos y tópicos sociales. Cuando no se ejerce esta función, el escritor acaba convirtiéndose en ese sucedáneo de la creación literaria que es el autor de best-sellers. Su concepto de la literatura, y de la cultura, está muy alejado de la actual cultura española, dominada por los intereses de la llamada industria cultural; en estas páginas afirma incluso que tiene conciencia de su soledad y marginalidad. Jiménez Lozano se siente más cercano a las preocupaciones estéticas de escritores y pensadores como Spinoza, Pascal, Dostoievski, Kierkegaard, Gunnar Gunnarson, Pirandello, Kawabata, Endo, O"Connor... Todos ellos tienen una alta consideración cultural y filosófica del trabajo de escritor.
Yendo a las profundidades, Jiménez Lozano indaga en su concepto de lo que debe buscar un narrador, siendo consciente de que la creación de historias "fue desde el principio el instrumento privilegiado del conocimiento del mundo y de la condición humana". El escritor aporta su grano de arena a este fin no con grandes creaciones, sino desde la finitud de sus escritos, con su pequeño testimonio personal, pues sólo se puede atrapar lo universal con ejemplos menudos y fragmentarios, como ha intentado el propio Jiménez Lozano en todos sus libros. Adolfo Torrecilla. (www.aceprensa.com)