Memorias de ultratumba

Las mejores memorias que yo haya leído jamás son las Memorias de ultratumba, de René de Chateaubriand (1768-1848). Se llaman así porque las escribió para que se publicaran después de muerto. No hay espacio para comentar sus méritos. Una prosa jugosa y amena, llena de contrastes, que discurre como un río de sensaciones. Evocación de su niñez e infancia en Bretaña, a finales del XVIII, con unos ecos románticos inigualables.
 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2003 Alianza
516
2010 Cátedra
1656
978-84-376-2665-9
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.5
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Comentarios

Imagen de fcrosas

Tomad una formación clásica envidiable. Añadidle después sensibilidad, calidad moral, fino escalpelo crítico, honradez a toda prueba y pasión romántica... No os saldrán muchos. Y a la cabeza, sin duda, el autor del Genio del Cristianismo.
Es admirable su prosa (lo he leído en la traducción de Millán Alba en Cátedra, bien anotada pero con erratas abundantes), es fascinante su visión de los momentos de profundas transformaciones que le tocó sufrir, es instructivo... y sincero. Genial idea la de escribir unas memorias póstumas... puedes decir lo que te dé la gana. Chateubriand lo hace. Pero, claro, hay que tener algo que decir.
No hay libros imprescindibles, salvo la Biblia. Pero este se acerca...

Imagen de cdl

Versión en primera persona de la Revolución francesa de 1789, con imágenes inolvidables de esa época. El texto incluye su viaje a los Estados Unidos, donde se entrevista con Washington. También ofrece su opinión, en 1820, sobre el complejo futuro del país anticipando la Guerra de Secesión. Viaje a Jerusalén. Entrevista con Napoleón, con quien se enemista, a pesar de admirarle, cuando el corso manda asesinar al último de los Condé, el duque de d’Enghien. Desde Gante oye los ruidos de la batalla de Waterloo, siendo ministro del restaurado Borbón, Luis XVIII…
El libro está lleno de reflexiones admirables. Una muestra: "En la vida, pesada en su balanza más ligera y despojada de todas sus mentiras, sólo hay dos cosas verdaderas: la religión con inteligencia; el amor con la juventud; es decir, lo porvenir y lo presente; lo demás no vale la pena".

Era muy difícil encontrar una edición castellana de estas memorias. Esta es una selección muy amplia, pero que hace desear la edición completa.