Cójase una pelota, por ejemplo. La cantidad de juegos que se puede inventar la persona con una pelota. Es más, la cantidad de juegos que están ya inventados con una pelota. Una pelota es, para decirlo rápido, una maravilla de la técnica. Pues bien, también este libro es una pelota. Pero no todo es juego en el libro, claro. Matías Malanda tiene otra manera de mirar,y en esa manera de mirar habrá verdades que no hay en otras maneras de mirar, habrá mentiras también, pero sobre todo habrá una intención de pensar la vida. Por lo que pueda pasar.
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Matías Malanda, un funcionario del Ministerio, llega a la región de Arbidas para reunir biografías especiales de "vidas raras". Pero, además, en Idus, la ciudad donde se hospeda, un italiano consiguió vender una enciclopedia al 88% de las casas, y en el Museo el cuadro más valioso ha aparecido cubierto de insectos vivos.
Una vez más, Unai Elorriaga reivindica el juego. "Parece que en nuestra sociedad hay que camuflar el juego para que se acepte. El fútbol, por ejemplo, es un juego camuflado para que sirva de negocio, y llega a ser importante para muchas personas aunque no sirva para nada.
También muchas veces la literatura es un juego camuflado bajo una capa de filosofía... En ‘El pelo de Van’t Hoff’ el protagonista juega abiertamente, sin que le importe lo que piensen los demás. Juega por jugar. Es lo que reivindico: el juego por el juego, a cualquier edad", dice el escritor.
Elorriaga, que piensa que todo es literario, reconoce que le gusta "contar lo bueno", pero agrega: "De todas maneras, en mi literatura hay mucho de elipsis, y la elipsis es otra manera de contar: y ahí entra también la maldad".
‘El pelo de Van’t Hoff’ es un homenaje a la nada vulgar vida de las vidas más vulgares, que también poseen el derecho a despeinarse, un libro donde Elorriaga se rebela contra la seriedad de la vida, un libro lleno de recovecos, observaciones personalísimas y detalles domésticos.