Cuatro o cinco caracteres (quizá alguno más) van intercambiándose el protagonismo de esta novela que pretende reflejar el ambiente barriobajero del Madrid de finales del periodo monárquico: celestinas, ladrones, protegidas y humildes y honrados trabajadores luchan por defender su vida en un panorama sin futuro. Una vida vista de tejas abajo, sin apenas referencias religiosas ni casi culturales de ningún tipo; vidas oscuras, dominadas por la necesidad de hacer dinero y situarse económicamente, con abundancia de desgracias y escasos (y poco duraderos) golpes de suerte.