Nadie se atreve a desvelar lo que va ocultando el tiempo.
Londres, 1950. Teresa, una española que acaba de concluir su carrera, llega a una residencia londinense para universitarias. En los meses que durará su estancia, conocerá a un grupo de mujeres de distintas clases sociales y nacionalidades que le darán una visión más rica y profunda del mundo que le rodea. La tarde perdida, la cultura, la frivolidad, todo lucha dentro de Teresa que quisiera estar en muchos sitios a la vez.
En esta novela, Josefina Aldecoa muestra su capacidad para describir ambientes y captar la complejidad que hay tras las vidas de sus personajes. Su retrato de las mujeres que viven en la residencia, sus pequeños y grandes problemas, su buen humor, su tristeza- posee los rasgos de solidez y hondura que caracteriza a las protagonistas femeninas en toda su literatura.
Comentarios
En la novela se habla constantemente de la Casa. Sólo en el título se dice que es gris. Pero el color se adivina en toda la obra. El ambiente londinense, lluvioso, descolorido. El tono de las habitantes de esta residencia universitaria –más bien postgraduadas-, las vidas de las camareras y cocineras, que aparecen con más frecuencia en el relato, son, más bien, grises. Me ha llamado la atención que en una descripción de la intimidad de varias mujeres –sólo se habla de un hombre, el portero de noche-, no exista ni una referencia trascendente. Quizá es el reflejo de la vida de la autora, porque si fuera de otra manera, sería ella misma la que haría destacar ese vacío existencial. La novela no cuenta nada. Presenta a un montón de personajes, demasiados para lo poco que se quiere decir, y en ninguno se llega a entrar seriamente. Y al final, Teresa, la joven española que fue a Londres a pasar unos meses, y que trabaja en la residencia para pagarse la estancia, se vuelve a España. Y ya.