Las culturas griega y romana han jugado un papel importante en la configuración de Europa gracias al cristianismo, asegura el autor junto a otros; no en vano, la Iglesia las ha readaptado y reelaborado por completo. Así, Europa, aunque reniegue de sus orígenes y de su historia, es una obra de la Iglesia. Europa sin el cristianismo no es nada. Le debe todo: el sentido de su Historia, la idea de progreso, el laicismo vertebrador de la sociedad, el anhelo de justicia, las expresiones concretas de libertad, la igualdad formal y real, la voluntad de trabajo, la propia democracia, la familia como núcleo fundamental de la sociedad, el impulso de la ciencia, la capacidad de la técnica, la dignidad humana como límite insalvable…, incluso el mismísimo Estado, ahora enfrentado a su madre, sería inconcebible sin la aportación cristiana.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2006 | Unión Editorial |
328 |
978-84-7209-443-7 |