El siglo XX ha estado marcado por choques ideológicos muy fuertes que influyeron en el modo de pensar de sus personajes más lúcidos, entre los cuales, sin duda, se encuentran los escritores. Joseph Pearce estudia las repercusiones que las teorías de Marx y Nietszche tuvieron en escritores como Bernard Schaw o H.G. Wells y en muchos otros, y como, en ese ambiente, se produjo un importante renacimiento artístico y espiritual que alcanzó a intelectuales y artistas que, desde el mundo anglosajón, ejercieron y siguen ejerciendo notable influencia en el mundo de la cultura. Se trata de los que Pearce califica ´Escritores conversos´, entre los que se encuentran C.S. Lewis, J.R.R. Tolkien, Evelyn Waugh, Chesterton, T.S. Eliot, Hilaire Belloc, Graham Greene, Christopher Dawson, Malcolm Muggeridge, Ronald Knox, Robert Benson, Dorothy Sayers, Edith Sitwell, Maurice Baring, Siegfred Sassoon, etc., con cuyas vidas se cruzan actores como Alec Guinnes o Ernest Milton.
Comentarios
Después de leer el libro
Después de leer el libro "Escritores conversos" de Joseph Pearce (Palabra, 2006) uno se pregunta: ¿Por qué nadie me lo dijo? ¿Por qué nadie nos advirtió, hasta que llegó el querido Benedicto XVI, de que el mayor enemigo de la religión hoy era el relativismo ideológico, teológico y moral? ¿No se podían haber evitado muchos dolores, muchas defecciones, si se hubiera conocido desde el principio el enemigo contra el que había que luchar? Y por último, ¿por qué surgieron precisamente en Gran Bretaña unos creyentes sólidos, que encontraron en la Iglesia católica el hogar que buscaban y se esforzaron por darlo a conocer a través de sus escritos?
Existen varias respuestas válidas para ello. La primera está en el sistema universitario inglés y en concreto en Oxford. La Universidad de Oxford se creó como un lugar de formación para el clero anglicano. Eminentemente humanística, muchos conversos fueron excelentes clérigos anglicanos que descubrieron la verdad entre las páginas de sus libros. El creyente español, por el contrario, ha sido tradicionalmente muy poco ilustrado. No han existido en nuestro país universidades abiertas a los libros y a las ideas, ni tampoco grandes apologistas católicos, salvando quizá a Menéndez Pelayo.
La segunda explicación puede estar en la división de la Iglesia de Inglaterra en Hight Church y Low Church (Iglesias Alta y Baja). Dentro de la misma Iglesia coexisten dos sistemas de creencias: los anglocatólicos, que mantienen las prácticas y creencias religiosas que tenían cuando se separaron de Roma, y los evangélicos, que dan la máxima importancia a la conversión y la rectitud de vida, y dejan en segundo plano la Liturgia y los Sacramentos. Ya esta división obliga a los fieles a interrogarse a sí mismos sobre aquello en lo que creen.
La misma falta de autoridades espirituales en la Iglesia anglicana, que toma sus decisiones por medio de concilios, permite a clérigos y laicos posicionarse sobre las cuestiones que afectan a la Iglesia.
Nada de esto ha ocurrido con el católico español. Confiado en encontrarse en la única Iglesia de Jesucristo ha fomentado la devoción pero no el estudio. Consciente de tener autoridades que velan por su fe, nunca se ha planteado responder personalmente de ella ("Doctores tiene la Iglesia"). Por último, al tratarse de un país mayoritariamente católico, no ha sentido la necesidad de exteriorizar, proclamar y defender su fe, ideal que es especialmente fuerte en los conversos.
Ahora es el momento. No esperemos a que otros nos hagan el trabajo. Es el momento de leer, conocer y proclamar la verdad de la fe católica partiendo para ello de los escritos de los que han sido sus testigos. Quizá de estos "escritores conversos", de origen británico, que nos presenta Joseph Pearce.
Fantástico libro, creo que es lo mejor que he leído en relatos biográficos. La generación de escritores y pensadores conversos en La Inglaterra a caballo de los siglos XIX y XX es un fenómeno interesantísimo y que está muy bien estudiado. La ambientación histórica, el medio hostil y la trayectoria personal de cada uno de los conversos es apasionante y está magníficamente tratada y documentada. Aunque la situación es muy distinta, sí se pueden extrapolar muchas cosas para nuestrso días y nuestras latitudes, lo que falta son personas de esa categoría.
Brillante y apabullante ejercicio de erudición el que nos muestra el autor en esta obra. Converso él mismo, analiza el fondo y la forma de la conversión de varios escritores y artistas famosos de finales del siglo 19 y primera mitad del 20.
No son santos canonizados ni personas impecables, pero si son figuras honradas, coherentes en las que la verdad se acaba abriendo paso, a veces de un fogonazo y las mas, de forma lenta y fatigosa.
Lo peor quiza sea la dificultad de extrapolar el fenómeno de la conversión en Inglaterra al resto de Europa, y es que las circunstancias sociales y religiosas no son identicas en ambos medios.
Para el autor, esta obra se justifica por la fuerza de las ideologías enfrentadas en el siglo XIX y en gran parte del siglo XX. Se plantea la influencia que ejercieron las ideologías en diferentes escritores y literatos, desde la revisión constante de sus contenidos y desde el espíritu libre y crítico que demostraron. Pearce analiza la trayectoria de diferentes escritores conversos y desde la profundidad de sus escritos, describe su reacción ante la incredulidad y el laicismo manifiestos del mundo que les ha tocado vivir. No se trata sólo de escritores sino de las influencias recibidas y del círculo de amistades y conocidos que poco a poco fueron cambiando su manera de ser y de pensar y compartieron sus inquietudes y creencias.No es una obra sobre un autor concreto, analiza la conversión de grandes literatos del siglo XIX y del XX, que tuvieron la necesidad imperiosa de exponer su decisión y explicar todo el proceso. Se cita constantemente a John Henry Newman, converso del anglicanismo y cardenal, porque muchos de los escritores son contemporáneos y le conocían o estuvieron influenciados por él.
El subtítulo parece sugerente y la lectura y el análisis del contenido lo confirman, “la inspiración espiritual en una época de incredulidad”.
El autor, Joseph Pearce puede añadirse, debe añadirse a estos escritores conversos porque también se trata de su propia experiencia reflejada en estos grandes escritores conversos y de los que se declara deudor y próximo.