En el verano de 1994 estalla un genocidio en Ruanda. El autor de esta obra, director de un hotel de lujo, salvó a más de 1.200 ruandeses combinando diplomacia, adulación, súplica y una gran capacidad de negociar. Revela la paradoja de un pueblo que valora la amistad y la justicia, y olvidó todos sus principios de convivencia.