Extraordinario ejercicio de memoria en el que Günter Grass se pregunta sin autocomplacencia y con absoluta sinceridad por los sucesos que marcaron los primeros años de su vida. Desde su niñez en Danzig, su incorporación a la Waffen SS, su trabajo como minero sobre los escombros de aquella Alemania de posguerra, hasta su exilio en París, donde escribirá a lo largo de dos durísimos años El tambor de hojalata.
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Empecemos por decir que las Memorias de un novelista no tienen por fuerza que ser verdaderas, basta con que mantengan la excelencia literaria. Su título, "Pelando la cebolla", hace referencia a los distintos niveles de la memoria que, como las capas de una cebolla, hay que ir retirando para llegar al centro. El autor destaca en esta obra por su agilidad de pensamiento, la libertad con la que construye el texto y las técnicas que utiliza para llenar las lagunas del recuerdo. Günter Grass nació en Danzig (hoy Gdansk), ciudad-estado germano polaca que Hitler anexionó al Reich alemán. Con quince años se incorporó a las Juventudes Hitlerianas y a los diez y seis se ofreció voluntario para ir al frente. Fue herido y el final de la guerra le sorprendió en un campamento de prisioneros norteamericano. Sus críticos le han reprochado que, habiendo sido siempre de izquierdas, reconozca ahora que se afilió voluntariamente a las Juventudes Hitlerianas, vistió el uniforme de las SS y creyó hasta el final en la victoria alemana. Para mi resulta mucho más duro cuando relata cómo se enfrentaba a su padre y admite que se portó egoístamente con su madre que le adoraba. Había abandonado la fe en su juventud, pero recuerda al hermano Fulgentio, un franciscano culto que le proporcionó su primer traje al salir del campo de concentración y un libro de poemas. Duele también vislumbrar como su matrimonio estaba condenado al fracaso antes de empezar. Además de una joya literaria, "Pelando la cebolla" es un libro para pensar y agradecer. Agradecer no haber crecido bajo un régimen como el nacional-socialista, no haber vivido una guerra ni la miseria posterior. También para pensar. Preguntarse por qué los jóvenes abandonan la fe en la que fueron bautizados; cómo el talento de un escritor o la belleza que crea el artista pueden crecer de espaldas a Dios, que concede esos dones; por qué algunos, como el hermano Fulgentio, son capaces de vivir una vocación religiosa con naturalidad y por qué Waltraut Grass, la hermana del escritor, que ingresó llena de ilusión en un convento, terminó viviendo su vocación como un obstáculo insuperable. En el ámbito familiar este libro plantea cómo aceptar la pobreza; por qué algunos hijos aborrecen a sus padres y cuál es la causa de que no sean capaces de conservar vivo su matrimonio mientras que aquellos, en circunstancias infinitamente peores, si lo fueron. El libro está lleno de preguntas escondidas que el autor ha ido dejando caer y a las que el lector debe intentar dar una respuesta.