La fe del ateo

El autor analiza la religiosidad de las sociedades a lo largo de la historia, así como la interrelación de la religión con distintos ámbitos de la sociedad actual, desde la sociedad civil hasta el cine y la televisión. El libro lleva como subtítulo "Las verdaderas razones del enfrentamiento de la Iglesia con el Gobierno socialista", pues bien no se refiere a ello para nada, ni siquiera lo cita. En cuanto a la fe del ateo es una paradoja que permite al autor analizar los distintos tipos de fe y de increencia. En las últimas páginas el autor, que se ha declarado ateo "por supuesto" echa un vistazo sobre sí mismo.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2007 Temas de Hoy, S.A.
382
9788484606734
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Lo mejor de Gustavo Bueno es que no es un pensador gregario o de escuela, sino que ejerce su "crítica implacable" sin hacer excepciones por razón de modas o afinidades ideológicas. Bueno denomina a su filosofía "materialismo filosófico" probablemente por contraposición con el idealismo filosófico. Su máxima parecer ser: "Cualquier cosa antes que negar la realidad", y lleva razón porque los filósofos idealistas terminan filosofando sobre su propia filosofía, bien alejados de la realidad. A Gustavo Bueno la realidad le aflora en forma de historia, de sociología o de lingüística. Las bases de su pensamiento son cristianas aunque después hayan podido tomar otros derroteros, basta ver como domina el Tomismo o la Historia de la Iglesia. Se declara ateo, pero no un vulgar agnóstico o un ateo existencial, nada de eso, él es un ateo ontológico. Se aproxima al argumento ontológico de San Anselmo sobre la existencia de Dios para afirmar que entre las perfecciones divinas que forman parte de su esencia existen contradicciones, es así que en Dios su esencia se identifica con su ser, luego el ser de Dios resulta contradictorio y Dios no puede existir. A Bueno no hay que tomarlo muy en serio precisamente por su afinidad con el cristianismo; es algo así como el abuelo gruñón y mal hablado de la familia. Al final del libro incluye unos párrafos que se me antojan autobiográficos y que él, por timidez, no refiere a sí mismo. Habla de ateo de origen católico, que él denomina directamente ateo católico: "Un ateo, por ejemplo, que se sienta en la catedral como en su casa para escuchar el órgano o una misa cantada, que lee con admiración y con frecuencia a Santo Tomás, que es monógamo y ayuda a los miserables en lo que puede". La actualidad le lleva a dedicar un capítulo a la Educación para la ciudadanía. Al parecer, en octubre de 1977, la segunda Cumbre de Jefes de Estado y Jefes de Gobierno de la UE, "preocupados por la creciente apatía política y civil y la falta de confianza en las instituciones democráticas, por el aumento de casos de corrupción, racismo, xenofobia, nacionalismo violento, intolerancia, etc (...) expresaba el deseo de desarrollar una educación para la ciudadanía democrática basada en los derechos y responsabilidades de los ciudadanos, así como la participación de los jóvenes en la sociedad civil". Nada que objetar. Bueno afirma que el Gobierno socialista de España excedió este mandato dándole un sesgo ideológico. Los principios ideológicos inspiradores del proyecto, según Bueno, son seis: 1. Principio del humanismo laico o el hombre visto desde el mismo hombre, no desde Dios. 2. Principio del humanismo ético o el hombre como fin y destino de derechos y valores (por encima de los entes humanos colectivos). 3. Principio de cooperación. 4. Principio democrático-parlamentario (aunque podría criticarse que el filtro y la mediación de los partidos políticos hace invisible la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos). 6. Principio de armonía en el progreso humano a través del diálogo de civilizaciones. Bueno se indigna porque algunas de las afirmaciones son peticiones de principios no demostradas y en otras reina la indefinición de los conceptos. Hace un repaso de los manuales que existen en el mercado para esta asignatura y los tacha de insignificantes. Por último invoca la libertad de cátedra de los profesores de la asignatura para que elaboren una materia con auténtico contenido. El libro puede tener interés para los filósofos de la religión e incluso para comprobar que más allá del pensamiento dominante existen voces distintas. Podemos comparar el libro de Fernando Savater, "La vida eterna", referido igualmente al ateismo y comprobar como es absolutamente distinto al libro de Bueno sobre "La fe del ateo".