Mágica radio

Kiko, un niño de seis años, vive con su madre en una granja a las afueras de la ciudad. Su vida transcurre con toda normalidad, como la de cualquier otro niño en un ambiente rural. En el pueblo es muy admirado, tanto por sus compañeros de clase como por los demás habitantes ya que era capaz, a su corta edad, de arreglar cualquier aparato que se hubiese estropeado. Su actitud era la de continua ayuda y servicio a los demás. Era un pequeño-gran mecánico de donde le apodaron el "Mecánico".
Como cada año, al llegar las vacaciones, venían sus tíos y primos. Ese año le hicieron un regalo especial a Kiko. Era un viejo transistor que ya no funcionaba. Pertenecía a la herencia familiar y de lo antiguo que era ya no funcionaba. Sin embargo, confiando en la gran capacidad de Kiko, le dijeron que si conseguía arreglarla, se la podía quedar.
A partir de ahí ocurrió un hecho extraordinario. Mientras Kiko arreglaba la radio, uno de esos días comenzó a hablarle indicándole cómo tenía que arreglarla. Desde entonces una profunda amistad se trabó entre ambos pero la mantuvo en secreto.
Al final del verano tenían lugar las fiestas del pueblo que todos esperaban anhelantes. Karaoke, juegos, bingo, etc. se sucedían en la fiesta cuando un inesperado percance parecía que iba a acabar con aquella alegría: la música del gran baile había fallado. Kiko ofreció una solución… fue a casa a buscar su radio y presentó a todos los que allí se hallaban presentes a su gran amiga: "Mágica".
 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1992 Anaya
95
978-84-207-4822

Colección El duende verde

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VALORES QUE PROPONE EL LIBRO

A través de la historia de este niño, muy cercano a la edad de los lectores a quienes se recomienda el libro, se presenta un mundo real con un elemento algo fantasioso, una historia cargada de valores: el trabajo, el espíritu de servicio, la constancia, el esfuerzo, y la dedicación a las aficiones particulares… son algunas de las enseñanzas que de él se pueden extraer.

- Espíritu de servicio: con tan solo seis años, Kiko vive siempre disponible y presto para servir a los habitantes del pueblo y ayudarles siempre que algo se les estropea. De hecho, esta es la fama que se gana en el pueblo: “Kiko, el mecánico” por su servicio constante.
- Confianza: En el proceso de arreglar la radio, Kiko no sabía si era verdad lo que Mágica le estaba diciendo y no podía entender cómo una radio le hablaba, pero él seguía sus pautas confiando en ella en todo momento.
- Obediencia: en el cuento, no hay un solo día que Kiko haga lo que quiere, sino lo que debe hacer y lo que le dicen en cada momento. Se muestra muy obediente con su madre y con cuantos tienen autoridad sobre él.
- Responsabilidad: cada día cumplía con sus obligaciones, en este caso ir al colegio, hacer los deberes y arreglar todo.

ACTIVIDADES LÚDICAS

1. Para presentar la lectura del libro, llevaremos a la clase una caja de galletas decorada y dibujada con forma de radio antigua (como la que aparece en la portada del libro). Dentro meteremos un lector de CD (o magnetófono) pequeño dejando que las teclas asomen por una abertura que hayamos preparado para ello. Les diremos a los alumnos que tenemos una invitada muy especial, y les presentaremos la radio diciéndoles a los niños que se llama Mágica, como la protagonista de nuestro libro. Haremos un poco de teatro con los niños sobre lo especial que es esta radio, pero sin decirles el porqué y les preguntaremos si quieren que intentemos que Mágica nos hable. Después, invitaremos a uno de los niños a que apriete un botón (el que le digamos, que coincidirá con el play). Comenzará a sonar una grabación, corta para que los niños no se cansen, en que, con voz de chica, hable “Mágica” explicando quién es ella, por qué habla, su relación con Kiko, y hablándoles un poco de lo buen niño que es. El final de la grabación serán algunas preguntas sobre el libro que tendrán que contestar al final de su lectura.

2. Comentaremos con los niños en clase las aficiones que tiene cada uno en particular. A raíz de ver lo que le gusta a Kiko, ayudar a los demás arreglando cosas, pintar… y ser locutor de radio (así termina el cuento), les preguntaremos a ellos primero si saben lo que es un locutor de radio. Después, comentaremos sus aficiones pero no verbalmente, sino a través de un juego de mímica: cada niño tendrá que salir y representar lo que más les guste hacer: cantar, pintar, tocar algún instrumento…, pero gestualmente y el resto de sus compañeros lo tendrán que adivinar.

Leticia Gómez Osborne.