Con sólo cuatro años, André Glucksmann ya tenía varias identidades. ¿Quién era? ¿Dónde estaba? Ocupación. Liberación. Revolución. Disidencia. Por dos veces el niño escogió Francia, y después se inventó padrinos poetas: Victor Hugo, Baudelaire, Mallarmé. A sus ojos, el pecado de la indiferencia -el peor, porque permite todos los demás- lo comete la doble ceguera de los que consideran que el mundo marcha bien y la de los que creen que ya no se puede arreglar. «No soy un profeta del apocalipsis, solamente un pensador al acecho».
Desde sus vivencias durante la ocupación nazi hasta los recientes ataques del islamismo radical, Glucksmann repasa las experiencias que más le han influido: el nazismo, el comunismo, Mayo del 68, el rechazo del comunismo por efecto del estalinismo, la guerra de los Balcanes, la guerra de Kosovo... Así, en este relato autobiográfico, el célebre intelectual francés presenta las claves de su pensamiento y de su trayectoria militante