Ismael Molinero Novillo era hijo de un herrero de Tomelloso. Apenas pudo estudiar y pronto se puso a trabajar para ayudar a sus padres a mantener a su numerosa prole. Era muy alegra, un amigo lo puso en contacto con los jóvenes de Acción Católica de Tomelloso y esto cambió su vida. Con escasa formación, en pocos años su amor a la Eucaristía y a la Virgen lo transformaron. Vio como al inicio de la guerra civil eran asesinados varios sacerdotes que le habían ayudado a encontrar a Dios. Fue movilizado por el ejército republicano y participó en las terribles batallas del rente de Teruel, donde fue preso y trasladado a un campo de concentración de los nacionales. Enfermo de tuberculosis, fue trasladado al hospital clínico de Zaragoza, donde falleció con veintiún años. No quiso que se supiera que pertenecía a la Acción Católica, lo cual hubiera supuesto probablemente su liberación. Consciente de que su enfermedad era irreversible, prefirió el silencio, la soledad y el sufrimiento por amor a Dios. Gracias a una enfermera y a un sacerdote que vieron en él un comportamiento que les impresionó, se supo la verdad. A partir de su muerte, su fama de santidad fue creciendo. Sus restos fueron trasladados de Zaragoza a Tomelloso. Recientemente, la Asociación para la canonización de Ismael de Tomelloso ha tomado las riendas para que su proceso llegue a buen término. Un relato impresionante.
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Ismael Molinero Novillo era hijo de un herrero de Tomelloso. Apenas pudo estudiar y pronto se puso a trabajar para ayudar a sus padres a mantener a su numerosa prole. Era muy alegra, un amigo lo puso en contacto con los jóvenes de Acción Católica de Tomelloso y esto cambió su vida. Con escasa formación, en pocos años su amor a la Eucaristía y a la Virgen lo transformaron. Vio como al inicio de la guerra civil eran asesinados varios sacerdotes que le habían ayudado a encontrar a Dios. Fue movilizado por el ejército republicano y participó en las terribles batallas del rente de Teruel, donde fue preso y trasladado a un campo de concentración de los nacionales. Enfermo de tuberculosis, fue trasladado al hospital clínico de Zaragoza, donde falleció con veintiún años. No quiso que se supiera que pertenecía a la Acción Católica, lo cual hubiera supuesto probablemente su liberación. Consciente de que su enfermedad era irreversible, prefirió el silencio, la soledad y el sufrimiento por amor a Dios. Gracias a una enfermera y a un sacerdote que vieron en él un comportamiento que les impresionó, se supo la verdad. A partir de su muerte, su fama de santidad fue creciendo. Sus restos fueron trasladados de Zaragoza a Tomelloso. Recientemente, la Asociación para la canonización de Ismael de Tomelloso ha tomado las riendas para que su proceso llegue a buen término. Un relato impresionante.