Moscoviada (escrita en 1993) es una sinfonía cacofónica de despedida a la Unión Soviética, en la que el poeta ucraniano Otto von F. (en cierta medida un alter ego del autor), va becado a principios de los años noventa al Instituto Gorki de Moscú, capital y corazón descompuesto de un imperio en su ocaso, y descubre, un lluvioso día de mayo en que quiere comprar regalos, que ha dado con la cárcel Lubianka de la kgb. Se pierde por pasillos y escaleras, y acaba en las alcantarillas. En su errar se encuentra con los Servicios Secretos bajo un ejército de ratas. Virgilio en el infierno moscovita, alimentado con un humor hiperbólico y burlesco, enroscado en un carrusel vertiginoso, Andrujovich teje en esta novela un singular y personalísimo canto del cisne de un mundo en declive.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2010 | Acantilado |
214 |
978-84-92649-81-5 |
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Segunda novela del autor ucraniano (Ivano–Frankivsk, 1960) publicada en 1993, que sin abandonar la poesía se acoge a este género para hacer una crítica más abierta y clara de la situación decadente social y política de su país y de la entonces Unión soviética y mostrar su triste amor por su patria.
Estamos ante una novela de la postmodernidad, en la que las obras literarias europeas se dejan entrever a través de un relato erudito, escrito a varios niveles y por momentos muy confuso. Toda la novela es una enorme metáfora del caos y la confusión que reina en Moscú en los años noventa y en todo el imperio soviético con sus nacionalidades variadas y encontradas: es una historia de pobreza, abandono, confusión, pérdida de la dignidad personal.
El protagonista es un poeta ucraniano que vive en Moscú en “la residencia de los literatos, inventada por el sistema para su propia satisfacción y justificación” (p.28) y que se hace llamar Otto von F. Observa, describe, critica y pone el dedo en la llaga de una nación que se hunde, donde el alcoholismo está a la orden del día y donde una sensualidad obscena, la corrupción, la mentira, el nihilismo es el caldo de cultivo de unas existencias vacías, sin esperanza, sin ilusiones. Andrujovich transmite magistralmente la sensación de angustia, de pérdida de humanidad, de sinrazón, de egoísmo, de falta de amor y de lealtades que imperan en el mundo soviético, a través de unos variopintos personajes.
Todo en el relato, es apatía, decadencia, fealdad, horror, pero a la vez hay un deje de humor, situaciones irónicas, grotescas, que rompen la tensión en que la narración se ha ido sumergiendo.
El personaje al ir errante por un sitio y por otro, perdido, sin rumbo, topándose al final con la célebre KGB es todo un modelo crítico de lo que la novela representa.
Estamos ante un relato complejo, no fácil de leer y que puede desanimar a muchos.