El terrateniente Ximen Nao es ejecutado y baja al inframundo, donde le condenan de forma ilícita a reencarnarse en un burro. Así comienza un inesperado ciclo de vidas, muertes y transmigraciones en distintos animales, pero sólo en el exterior, porque su mente y sus recuerdos siguen siendo los del hombre que era antes de morir.
Una realidad cruda, difícil de aceptar y agotadora, ya que en cada una de sus reencarnaciones sufre una nueva injusticia, reflejo de las costumbres de un condado remoto de la China de la segunda mitad del siglo XX.
La vida y la muerte me están desgastando es un relato magistral al que no le falta el humor más ocurrente y ácido. Mo Yan se convierte en personaje, cita su propia obra y se ríe de sí mismo. Una apuesta arriesgada que roza la perfección desde la perspectiva más exigente.
Comentarios
Para comenzar, tengo que constatar que no he podido con las 756 páginas que conforman el relato. Esto dice de la opinión que me merece el autor, al menos en esta obra.
En cuanto al texto, me resulta cansino, dedicado a temas marginales de modo que su plasmación narrativa produce tedio y un tantico de asombro: pero ¿qué me está contado este señor…?
En cuanto al fondo ideológico es ambiguo, todo queda en una nebulosa y no clarifica si justifica al régimen o lo critica. Presenta unas “milongas ridículas” que llaman la atención en cuanto al asentamiento de la Revolución comunista (¿se trata de un modo de ridiculizar la revolución?), pero en primera persona –el propio Mo Yan es un personaje de la novela-, la alaba y defiende.