Correr para vivir no es solo una historia sobre África ni siquiera un relato sobre atletismo o sobre las Olimpiadas... Es la biografía de un joven que aun teniéndolo todo en contra es capaz de perseguir un sueño a todas luces inalcanzable.
En este libro, Lopez Lomong nos cuenta cómo pasó de ser un pobre niño soldado en la guerra civil de Sudán a convertirse en atleta olímpico norteamericano esponsorizado por Nike; de cómo sobrevivió sin familia al terrible campo de refugiados de Kakuma y de cómo logró salir de allí evitando así un futuro abocado a la desesperanza.
La vida de Lomong es una prueba de que, en la mayor oscuridad, Dios puede hacer brillar la luz y ofrecer esperanza a los que la han perdido. Un ejemplo de valor, trabajo duro y tenacidad para alcanzar los propios ideales.
Lopez Lomong nació en Kimotong, un pequeño pueblo del sur de Sudán en 1985; a los 6 años fue secuestrado por unos soldados rebeldes de los que pudo escapar y llegar a un campo de refugiados en Kenia. Diez años después, se le presentó la oportunidad de su vida y fue adoptado por una familia de Estados Unidos. Allí siguió corriendo como había hecho en África y en 2007 llegó a ser atleta profesional. Ha participado en las Olimpiadas de Beijing 2008 como abanderado, y también en las de Londres 2012. Dirige una fundación para llevar esperanza a su tierra natal.
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Apasionante y emotivo
Apasionante y emotivo testimonio de López Lomong que siendo secuestrado con seis años para ser niño soldado en Sudan consigue, por diversos avatares, llegar a ser abanderado de Estados Unidos en las Olimpiadas de Pekín.
Una historia sorprendente. De
Una historia sorprendente. De nuevo el desconcierto de África. Seguramente a mucha gente que lea este libro le ocurra que se admire de lo poco que comúnmente sabemos sobre este continente y sobre algunos países, como es el caso aquí de Sudán. Pensar que esos acontecimientos están ocurriendo ahora pone los pelos de punta. En la historia de Lomong suceden anécdotas que quedan grabadas en la memoria del lector. Las tremendas diferencias existentes entre los modos de vida de Occidente, en concreto Norteamérica, y África, son desconcertantes. El empeño del protagonista por vivir una vida dirigida a buscar soluciones a semejantes diferencias sociales es emocionante. El libro es de gran interés para un público general, quizá de modo especial para jóvenes, y desde luego muy atrayente para deportistas. Leer artículo 1 >>, leer artículo 2 >>
El gran milagro de los libros es que nos permiten vivir de manera vicaria experiencias que difícilmente alcanzaríamos de otro modo. Correr para vivir embarca al lector en la increíble aventura de Lopez Lomong, un niño al que estuvieron a punto de convertir en soldado en Sudán —carne de cañón de una guerra fratricida—, y al que, sin embargo, la Providencia —Lopez cree en la Providencia, yo creo en la Providencia— quiso darle una vida nueva que sirviera para remover las conciencias de muchos.
Correr para vivir es un relato autobiográfico, contado desde una mirada limpia, casi ingenua, y tiene toda la fuerza de una pintura naíf. La historia comienza el domingo en que unos soldados rebeldes detienen sus camiones delante de la iglesia de campaña donde se estaba celebrando la misa, irrumpen en la celebración y se llevan a todos los niños y niñas que allí había. A Lopez lo arrancan de los brazos de su madre. Tenía seis años. Aquel día se había acabado su infancia. Siguen los horrores del campamento rebelde, la muerte de muchos de sus compañeros, la huida, nueve años en un campo de refugiados de Kenia y el comienzo de una nueva vida en una familia de acogida en un pueblecito del estado de Nueva York. Y durante todo ese tiempo, correr y correr, correr tras el sueño de llegar a ser atleta olímpico y defender los colores del país que le permitió volver a nacer. Sin desvelar detalles, sí diré que el sueño se hizo realidad y que continúa, y que Lopez es actualmente un atleta de élite habitual en el equipo nacional de Estados Unidos.
El libro gustará a los aficionados al atletismo, sin duda; y la descripción que se hace de una carrera de 1500, vuelta a vuelta, les pondrá la piel de gallina. Pero el libro es mucho más que atletismo. El libro son las cosas que damos por supuestas, sin pararnos a pensar en lo afortunados que somos. Y al llegar a la última página, del corazón y de la boca sale una única palabra: «Gracias».