style='font-family:"Times New Roman"'>La Manifestación por la vida del
17-O reunirá cientos de miles de personas con el lema «Cada vida
importa». Aunque lo importante no son los grandes números, porque
cada ser humano tiene derecho a la vida desde su concepción. Eliminarlo
mediante el aborto libre o la píldora postcoital
(PDD) es un crimen que degrada a la sociedad que lo admite. Afortunadamente
muchos millones de personas rechazamos toda forma de aborto.
Los farmacéuticos y
la bomba hormonal
style='font-family:"Times New Roman"'>El presidente Rodríguez Zapatero
no mira la aberración que supone que una joven de 16 años mate al
hijo concebido, y aborte de espaldas a sus padres, presionada por el
niñato que la dejó embarazada, por la tribu que la acompleja, o
por los negociantes de la clínica abortista en la que caiga. En 2007
abortaron más de 15 mil chicas. Zapatero no mira la aberración
que supone incitar a las adolescentes de la edad de sus famosas hijas al juego
sexual como si fuera inocente. Y cuando vienen las consecuencias indeseadas, el
Estado suplanta a los padres y ofrece a las chicas como salida la PDD. Zapatero
prescinde de los trastornos biológicos y psíquicos importantes
que genera la píldora, nada inocua para quienes la toman. La difunde, en
cambio, sin estar suficientemente experimentados los efectos que comporta.
Incorpora así a los farmacéuticos a su escuadra de la muerte,
haciéndoles cómplices forzosos de esta masacre que hace pasar
como un derecho. ¿Aceptarán los farmacéuticos la imposición
de vender la bomba hormonal a una adolescente de 13 años sin receta,
asumiendo la responsabilidad de lo que le pase después?
Espiral de
corrupción social
style='mso-tab-count:1'> Como
los programas desarrollados con la difusión masiva de preservativos no
frenan el número de abortos, ahora el Ejecutivo de Zapatero baja otro
escalón con la PDD. Y la dura realidad mostrada en las
estadísticas señala que crece el número de abortos
oficiales, no digamos de los no oficiales. Concretamente, en 2008 se
registraron en España 122 mil abortos, 10 mil más que el
año anterior.
style='mso-tab-count:1'> Los
gobiernos socialistas han entrado en una espiral de corrupción social
que empieza con el divorcio, aunque no sea invento suyo, sigue con el aborto en
todas sus modalidades, desde el practicado por envenenamiento salido y
posterior troceado con trituradora incluida, al más aséptico
aparentemente de la PDD. Avanza después con la manipulación de
embriones y se sumerge finalmente en el pozo deletéreo de la
ideología de género, creando un nuevo ser bisexual y cambiante a
voluntad con las etapas de la vida.
El aborto no es un derecho
style='mso-tab-count:1'> El
aborto no es un derecho sino un crimen impulsado por una ley injusta.
style='mso-spacerun:yes'> Porque sólo hay derecho cuando se
cumplen las leyes justas, y para esto es necesario que sean
«ordenación de la razón», es decir, que faciliten las
relaciones sociales de acuerdo con el orden moral y los valores
class=SpellE>prejurídicos, que constituyen la ley natural, la
más democrática de todas las leyes: la única que puede
elevar a los hombres y humanizar a la sociedad. En cambio, cuando la ley
prescinde de la razón y se guía sólo por la mayoría
numérica de un parlamento, que es la entraña del positivismo
jurídico, entonces hay obligación de rechazarla, de oponerse a
ella, y de conseguir por medios justos que cambie la ley.
style='mso-tab-count:1'> No
es fácil de entender la pasión de Zapatero por imponer el aborto
libre enfrentándose a la mayoría social, en beneficio de
algún grupo minoritario, y sobre todo contra el sentido común.
Como ha dicho un prestigioso jurista, los votos no dan derecho a que ningún
gobierno cambie el código moral de una sociedad. Por eso millones de
personas nos manifestamos por la vida, la mujer y la maternidad.
Jesús
Ortiz López
Doctor
en Derecho Canónico