Acabada la Semana Santa, semana de los grandes signos
cristianos como la Cruz y la Piedad, comienza la restauración de "La Piedad" en
el Valle de Cuelgamuros. La dirección general del
Patrimonio Nacional ha dispuesto retirar "La Piedad" situada en el frontispicio
de la Basílica del Valle de los Caídos. Se amparan en unos informes técnicos,
que siempre pueden encontrar a su gusto, para complacer al Gobierno. En cambio,
otros informes técnicos encargados por la Fundación "Juan de Ávalos",
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no contaminada por razones políticas, señalan
que, al desmontar esa monumental imagen, quedaría dañada irremisiblemente. Y viene
a la mente la película "Sin piedad" de Clint Easwood.
No hace falta ser ingeniero para saber que desmontar un
complejo escultórico de 150 toneladas, con más de cincuenta años, puede
arruinarla. Y no hace falta ser economista para comprender que esta decisión es
más costosa que repararla en su lugar. Sin embargo, Patrimonio alega que la
retiran por mejorar la seguridad de los trabajadores, como si no estuviera ya
garantizada con las estructuras y andamiajes
que actualmente tienen las empresas especializadas.
Pero es que llueve sobre mojado, porque el gobierno de
Rodríguez Zapatero ha declarado con claridad que va a transformar el complejo
del Valle de los Caídos en su museo de la "Memoria Histórica". Y lo hace a
velocidad de crucero, pues hace meses que sólo permite asistir a las celebraciones
litúrgicas de la Comunidad benedictina. Pero nada de visitas culturales ni
turísticas, a pesar de que la demanda se cuenta por decenas de millares. Ahora
quitan "La Piedad" y es posible que no vuelva, porque "se ha roto", nos dirán
luego con gesto compungido. Después encontrarán motivos para desmontar también
la Cruz que preside el Valle y habla de reconciliación con sus brazos abiertos,
para que desaparezca cualquier signo cristiano, en particular esa Cruz que tan
nervioso pone al laicismo imperante. Sin Cruz y sin Piedad los Benedictinos
nada tienen que hacer allí, y pueden ser enviados a otro lugar.
Más tarde, la película seguirá con las peregrinaciones
organizadas por los amigos socialistas y comunistas, juntos del bracete, para
mostrar los horrores disecados del franquismo, o para admirar las egregias
imágenes de Indalecio Prieto, Largo Caballero o Pasionaria, que podrían ser
trasladadas como memoria histórica.
Aquel demente que, en Roma, golpeó la imagen excepcional de "La
Pietá" de Miguel Ángel con un martillo, sólo
consiguió un instante efímero de gloria, para caer de inmediato en el agujero
negro de la paranoia. Apenas dañó a la imagen y, desde entonces, ha crecido de
continuo el número de romeros que rezan ante la Madre de Dios, para que tenga
también compasión de los hombres desalmados.
Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho
Canónico