Paso a copiar la noticia de la muerte de este gran autor de
Literatura Infantil y juvenil. Ayer noche recibimos la noticia del triste
fallecimiento de Emili Teixidor a sus 78 años,
víctima de una cáncer contra el que llevaba luchando varios años. Emili
class=SpellE>Teixidor Viladecàs nació en Roda
de Ter (Barcelona) el 22 de diciembre de 1933.
Licenciado en Filosofía, Pedagogía, Derecho y Periodismo, durante años ejerció
como docente de literatura, tarea que, a finales de los años sesenta comenzó a
compaginar con la producción literaria para niños y jóvenes, de la que siempre
se manifestó abierto defensor: "[…] la presencia de la literatura infantil
y juvenil debería ser habitual en los grandes medios, debería figurar al lado
de la literatura de otros géneros, y no siempre en publicaciones
especializadas, que hacen muy bien su trabajo, ni en boca de los pocos críticos
acreditados a los que nunca agradeceremos lo suficiente su labor. Pero quedan
muchos espacios –televisivos, radiofónicos, de prensa escrita…- por conquistar."
(CLIJ. Cuadernos de literatura infantil y juvenil. Barcelona, 1998,
class=SpellE>nº 104, p. 13).
Añado unas palabras suyas de un artículo "QUIÉN SOY YO Y POR
QUÉ ESCRIBO" publicadas en "lletra.com":
"Me preguntan por qué
escribo. Hay muchas razones. Además, supongo que la respuesta sería diferente
si me lo hubieran preguntado en diferentes etapas de mi vida. En un primer
momento, el de la primera juventud, por ejemplo, supongo que estaba el reto de
conocer y explorar las propias habilidades y de darse a conocer para contrastar
la imagen que tienes de ti mismo con la imagen que los demás tienen de ti.
Exactamente lo contrario de lo que busco a estas alturas de la vida. Ahora,
diría que leo y escribo para seleccionar y acumular una antología personal de
imágenes extraídas de libros, vivencias, personajes, escenas, frases,
palabras... que de alguna manera ejercen un poder de fascinación y tienen un
significado especial para todos nosotros. Quizá son las imágenes primordiales
que -según dicen- desfilan por el cerebro de las personas que se encuentran en
peligro de muerte inminente y que resumen en un instante toda su vida. En mi
infancia decían eso de los nadadores temerarios que se metían en las zonas más peligrosas
del río Ter y se ahogaban arrastrados por los
remolinos. A mí esas hablillas me parecían historias piadosas para ocultar a
los niños la crueldad de una muerte repentina. "¿Algún ahogado -me decía
yo- ha podido contar qué le pasa por la cabeza en el momento de perder la vida?
En cambio, sí creo en una colección particular de imágenes esenciales que vamos
recopilando a lo largo de la vida, de fragmentos de ficción seleccionados y
conservados amorosamente en nuestra biblioteca interior. Son las imágenes a las
que recurrimos en ciertos momentos para descubrir el significado de nuestras
vidas, como si la plenitud de la vida se concentrara en ese ramillete de
imágenes preciosas, como si únicamente ellas tuvieran el poder de concentrar en
un todo perfecto las poderosas verdades y los fabulosos mitos que nos iluminan
y nos proporcionan la fuerza para seguir adelante. Son los hechos que hemos
vivido, nuestra experiencia personal, y los hechos que hemos descubierto en el
arte, la literatura. Y esta unión en un todo parece expresar nuestros deseos,
nuestras más hondas esperanzas. Hay quien dice que una vida plena y feliz sólo
es posible si estamos en sintonía, totalmente de acuerdo, tal vez hasta en
comunión, con esas imágenes simbólicas."