Mientras sobrevuela el Sahara, un avión sufre una avería, y el piloto debe repararla cuanto antes para no perecer de sed. Una mañana, al despertarse, se encuentra con un niño que resulta ser el pequeño príncipe de un pequeño asteroide, con quien entabla una larga conversación. Con este planteamiento da comienzo el cuento, donde el autor (1900-1944), cuyo avión fue derribado mientras realizaba una misión de reconocimiento durante la segunda guerra mundial, manifiesta de forma simbólica su pensamiento sobre la vida y sobre los hombres.