La sal de la tierra (Wolf)

Una apasionante novela historica de ideales y amor que muestra un magnifico retrato de la sociedad medieval del siglo XII.Ducado de Alta Lorena, 1187. Tras la muerte de su padre, el joven mercader de sal Michel de Fleury se hace cargo de los negocios familiares. Son tiempos dificiles para los comerciantes, ya que la avaricia del clero y el despotismo de la nobleza gravan con abusivos impuestos a los mercaderes y sumen al pueblo en la miseria.Es entonces cuando el carismatico Michel decide desafiar a los poderosos para cambiar las opresivas leyes del comercio y abanderar las ansias de libertad de un pueblo. Sus medidas, revolucionarias para la epoca, lo envuelven en una mezquina lucha de poderes. Asi que, cuando propone construir un puente alternativo para evitar las tasas de los señores feudales, sus enemigos haran todo lo posible por derrotarlo, hasta el punto que vera peligrar su vida y la de la mujer a la que ama

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2016 Debolsillo-Pinguin Random
883
9788466333740
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Imagen de Azafrán

La mítica ciudad Varennes de Saint Jacques, en la Alta Lorena francesa, lucha por verse libre del poder temporal del obispo primero y del señor feudal, después.

Situada en las riberas del Mosela, a finales del siglo XI y comienzos del XII, comparte su anhelo de libertad con el comerciante Michel de Fleury. Aún más, su conquista de la libertad es la conquista de un gremio, el de los comerciantes, dirigido por su maestre Michel de Fleury.

La honradez del comerciante y su astucia, su espíritu inquebrantable de defensor de la paz y su habilidad en el comercio son los garantes en esa lucha contra la avaricia del obispo Ullman que exprime al gremio con insultantes impuestos, al igual que a los trabajadores libres, a los campesinos y no digamos a los siervos.

El padre de Michel de Fleury, Remy, lo envió a Milán, a casa de un mercader de prestigio. Allí, Michel, no solo aprendió el oficio y la contabilidad. También entendió lo que significaba vivir en una ciudad libre. A su regreso a Varenne de Saint Jacques, tras la muerte de Remy, se promete a sí mismo, que hará de su pueblo una ciudad libre.

En primer lugar, Michel deberá luchar por ser admitido en el gremio de mercaderes, ocupando el lugar de su padre. Posteriormente, se propone luchar contra el maestre de los mercaderes, acomodado en su puesto y sometido al obispo Ullman, a quien no osa llevar la contraria. Michel le desafía y consigue arrancarle de su puesto. Respaldado por la mayoría de los comerciantes, será su liderazgo el momento de progreso que la localidad ansía.

Los triunfos de Michel, que son los triunfos de Varennes, le atraen la envidia de alguno de los miembros del gremio. Una envidia visceral como la de su antiguo mejor amigo, Gaspard Caron y hermano de su amor secreto, Isabel.

También sufre todas las trampas y vicisitudes a las que le somete el antiguo maestre del gremio, el obispo Ullman y el señor feudal, Aristide de Guillory.

A pesar de todos esos inconvenientes Michel de Fleury, ayudado por su hermano Jean, es capaz de ir sorteando las dificultades y de acrecentar su patrimonio con los viajes comerciales a lo largo de la cuenca del Mosela.

Solo hay una empresa en la que no triunfa. Está locamente enamorado de Isabel Carón y cada vez que intenta un acercamiento a su hermano, Michel es rechazado por su antiguo amigo hasta el punto de que le prohíbe acercarse a Isabelle.

Ve a Isabelle en secreto durante dos años y ambos se entregan al amor. Pero Gaspard, para hacer sufrir a Michel, entrega en matrimonio a su hermana Isabelle a un anciano tejedor ascendido a mercader. Un anciano incapaz de consumar el matrimonio.

Isabel y Michel se siguen viendo en secreto.

Tanto Ullman como Arístide de Guillory no cejan en su empeño de deshacerse de Miguel de Fleury. Desde que él es el maestre del gremio de mercaderes, todos sus intentos de exprimir con más impuestos a la población se ven frustrados. Así consiguen infiltrar a un criado en su servidumbre que actuará como espía para ellos. Y ese criado será quien finalmente descubra los amores secretos entre la adúltera Isabel y Michel de Fleury. El descubrimiento de ese pecado supondrá, por fin, el alejamiento de Michel de la dirección del gremio y la declaración de réproba para Isabel. El anciano tejedor la expulsa de su casa y su hermano Gaspard la aleja de Varennes de Saint Jacques, enviándola a casa de un tío suyo que vive en Metz. El tío recibe el encargo de buscar un marido para ella: Thomasin, un agricultor, rico y libre.

El desenlace del amor secreto entre Isabelle y Michel coincide con la cruzada que levanta el emperador Barbarroja para liberar Tierra Santa del poder Sarraceno. Jean, el hermano y apoyo de Michel había decidido abrazar la cruzada, en contra de la idea de su hermano, un pacifista convencido. Esto terminó con un enfrentamiento de los dos hermanos.

La expulsión del gremio de comerciantes supuso para Michel, la prohibición de la actividad comercial. Michel no hubiese sobrevivido de no ser por algunos miembros del gremio que le suministraron mercancías secretamente para que pudiese continuar con su trabajo. Además, Catherine, la única mujer mercader del gremio, le nombró fattore o representante suyo y le permitió que al mismo tiempo pudiese comerciar con lo suyo propio.

El antiguo maestre del gremio contrató al criado, Foulque, aquel que le había espiado y descubierto sus amoríos con Isabelle, para que entrase en su casa y le asesinase. Foulque lo intentó, la casa ardió, pero, Louis, su criado, lo sacó por una ventana. Michel resultó gravemente herido además de habérse roto números huesos en la caída. Pero salvó su vida y su amiga Catherine le recogió en su casa y le cuidó.

Durante la convalecencia, Gaspard Carón se hizo con el gobierno del gremio de mercaderes y llevó a cabo el secuestro y asesinato del obispo Ullman que tantos dolores de cabeza había dado al gremio. Michel intentó ayudar a Gaspard pero ya era tarde y fue condenado a morir bajo la rueda. Antes de subir al patíbulo, Gaspard llamó a Michel y le pidió perdón por su envidia, pero no le confesó el lugar en el que vivía su hermana Isabelle. Tampoco le dijo que su hermana había tenido un hijo fruto de sus relaciones con Michel.

Cuando Jean llegó, ambos hermanos tuvieron que empezar de cero, además de luchar contra la inquina de las autoridades.

Tras el asesinato del obispo Ulman, el arzobispo de Trevis decidió vender la ciudad al duque Simón de Châtenois y este se lo ofreció como dote a Aristide de Guillory si se casaba con una de sus sobrinas, Yolande. Aceptó Aristide de muy buena gana pues con la boda adquiría el feudo en el que se encontraba Varenne de Saint Jacques.

Michel de Fleury trasladó su negocio a Metz para evitar que Aristide de Guillory pudiese seguir interferiendo sus negocios. Además, Isabelle había logrado comunicarle dónde vivía y así estaría más cerca.

Se disponía pues al traslado cuando Michel se encontró enfermo. Envió a su hermano Jean a ultimar un negocio y quiso la fortuna que Jean viese en Metz al lugar teniente de Guillory negociando en la oscuridad. Se acercó y pudo oír cómo amenazaba a un anciano que le pedía más dinero por mantener la boca cerrada. Jean intentó averiguar de qué se trataba y le costó la vida.

Michel intentó averiguar quién había asesinado a su hermano, pero no consiguió nada. Se traladó a Metz y continuó sus negocios.

Pasado el tiempo, falleció el maestre del gremio de mercaderes en Varennes y elegido un amigo de Michel quien viajó a Metz para invitarle a regresar a la ciudad y trabajar con él en otro intento por contener la avaricia del nuevo señor feudal, Aristide. Michel aceptó y regresó a Varennes.

Durante todo ese tiempo, Isabelle y Michel seguían encontrándose en el campo, en un sitio convenido y discreto. Durante las visitas Michel conoció a su hijo Remy quien lo consideraba su tío Thomasion, el labrador respetaba a Isabelle y le dejaba hacer. Thomasin e Isabelle convivían como dos buenos amigos. Se ayudaban en las tareas del campo y se respetaban.

La fatalidad quiso que su amigo falleciese y Michel fue elegido maestre de nuevo.

Tras la muerte del emperador Barbarroja, surgieron dos aspirantes al trono en sel Sacro Imperio Germánico. El duque Simón permaneció al margen con lo que Varennes continuó su vida en paz. No obstante, Aristide pretendía secretamente establecer una alianza con el enemigo de su tío político, el duque Simón, para lo cual necesitaba dinero y decidió subir los impuestos excesivamente. Todos los gremios se aliaron junto al de mercaderes y siguiendo las indicaciones de Michel. Fue una lucha muy cruenta que costó la vida a muchos habitantes de Varennes. Aristide se enteró que las beguinas (una especie de monacato de seglares) ayudaban a los rebeldes y envió a su lugarteniente para que las atacara. Esta acción en el fondo repugnó a su lugarteniente. Poco después el pueblo, bajo las indicaciones del jefe del gremio de los herreros, secuestró al lugarteniente. Michel acudió a entrevistarse con él y este le ofreció el secreto de Aristide de Guillory: se había casado en su juventud y había engendrado un hijo en una hija de un tejedor, en Metz. Esto quería decir que su matrimonio con la sobrina del duque Simon de Châtenois no había sido válido y que la sobrina del duque había tenido dos hijas bastardas: una gran ofensa para la familia del noble. Además, le reveló que había sido Aristide el asesino de su hermano Jean.

Michel de Fleury buscó a la joven y al hijo de Aristide y al anciano sacerdote que había celebrado aquellos esponsales y los presentó al duque Simon. La vengaza fue terrible. Varennes se vio libre de Aristide. Vino el duque en persona, ya anciano a reordenar la ciudad. Michel negoció con él la posibilidad de comprarle la ciudad. El duque se sentía cansado y un poco arrepentido de todo el mal que había cometido durante su vida así que, como reparación aceptó el trato que Michel le ofreció.

Varennes celebró el éxito pero aún restaba que el emperador confirmase el documento. Supusieron que el emperador pediría una desorbitada suma por estampar su firma en el documento y añadir los derechos que aún no habían sido pagados.

Michel de Fleury recurrió a las habilidades de su hijo Remy, quien se había convertido en un amanuense en un taller de Estrasburgo. Copiaron la carta en la que Barbarroja concedía el permiso para la construcción de un puente a Varennes y añadieron los otros derechos que les faltaban para conseguir la libertad. El hijo del emperador, en plena batalla con el otro pretendiente, no tardó mucho en otorgarles lo que pedían aunque les pidió, por su firma un palacio en Varennes y el juramento de fidelidad así como cien misas por el eterno descanso del alma de Barbarroja.

La mítica ciudad Varennes de Saint Jacques, en la Alta Lorena francesa, lucha por verse libre del poder temporal del obispo primero y del señor feudal, después.

Situada en las riberas del Mosela, a finales del siglo XI y comienzos del XII, comparte su anhelo de libertad con el comerciante Michel de Fleury. Aún más, su conquista de la libertad es la conquista de un gremio, el de los comerciantes, dirigido por su maestre Michel de Fleury.

La honradez del comerciante y su astucia, su espíritu inquebrantable de defensor de la paz y su habilidad en el comercio son los garantes en esa lucha contra la avaricia del obispo Ullman que exprime al gremio con insultantes impuestos, al igual que a los trabajadores libres, a los campesinos y no digamos a los siervos.

El padre de Michel de Fleury, Remy, lo envió a Milán, a casa de un mercader de prestigio. Allí, Michel, no solo aprendió el oficio y la contabilidad. También entendió lo que significaba vivir en una ciudad libre. A su regreso a Varenne de Saint Jacques, tras la muerte de Remy, se promete a sí mismo, que hará de su pueblo una ciudad libre.

En primer lugar, Michel deberá luchar por ser admitido en el gremio de mercaderes, ocupando el lugar de su padre. Posteriormente, se propone luchar contra el maestre de los mercaderes, acomodado en su puesto y sometido al obispo Ullman, a quien no osa llevar la contraria. Michel le desafía y consigue arrancarle de su puesto. Respaldado por la mayoría de los comerciantes, será su liderazgo el momento de progreso que la localidad ansía.

Los triunfos de Michel, que son los triunfos de Varennes, le atraen la envidia de alguno de los miembros del gremio. Una envidia visceral como la de su antiguo mejor amigo, Gaspard Caron y hermano de su amor secreto, Isabel.

También sufre todas las trampas y vicisitudes a las que le somete el antiguo maestre del gremio, el obispo Ullman y el señor feudal, Aristide de Guillory.

A pesar de todos esos inconvenientes Michel de Fleury, ayudado por su hermano Jean, es capaz de ir sorteando las dificultades y de acrecentar su patrimonio con los viajes comerciales a lo largo de la cuenca del Mosela.

Solo hay una empresa en la que no triunfa. Está locamente enamorado de Isabel Carón y cada vez que intenta un acercamiento a su hermano, Michel es rechazado por su antiguo amigo hasta el punto de que le prohíbe acercarse a Isabelle.

Ve a Isabelle en secreto durante dos años y ambos se entregan al amor. Pero Gaspard, para hacer sufrir a Michel, entrega en matrimonio a su hermana Isabelle a un anciano tejedor ascendido a mercader. Un anciano incapaz de consumar el matrimonio.

Isabel y Michel se siguen viendo en secreto.

Tanto Ullman como Arístide de Guillory no cejan en su empeño de deshacerse de Miguel de Fleury. Desde que él es el maestre del gremio de mercaderes, todos sus intentos de exprimir con más impuestos a la población se ven frustrados. Así consiguen infiltrar a un criado en su servidumbre que actuará como espía para ellos. Y ese criado será quien finalmente descubra los amores secretos entre la adúltera Isabel y Michel de Fleury. El descubrimiento de ese pecado supondrá, por fin, el alejamiento de Michel de la dirección del gremio y la declaración de réproba para Isabel. El anciano tejedor la expulsa de su casa y su hermano Gaspard la aleja de Varennes de Saint Jacques, enviándola a casa de un tío suyo que vive en Metz. El tío recibe el encargo de buscar un marido para ella: Thomasin, un agricultor, rico y libre.

El desenlace del amor secreto entre Isabelle y Michel coincide con la cruzada que levanta el emperador Barbarroja para liberar Tierra Santa del poder Sarraceno. Jean, el hermano y apoyo de Michel había decidido abrazar la cruzada, en contra de la idea de su hermano, un pacifista convencido. Esto terminó con un enfrentamiento de los dos hermanos.

La expulsión del gremio de comerciantes supuso para Michel, la prohibición de la actividad comercial. Michel no hubiese sobrevivido de no ser por algunos miembros del gremio que le suministraron mercancías secretamente para que pudiese continuar con su trabajo. Además, Catherine, la única mujer mercader del gremio, le nombró fattore o representante suyo y le permitió que al mismo tiempo pudiese comerciar con lo suyo propio.

El antiguo maestre del gremio contrató al criado, Foulque, aquel que le había espiado y descubierto sus amoríos con Isabelle, para que entrase en su casa y le asesinase. Foulque lo intentó, la casa ardió, pero, Louis, su criado, lo sacó por una ventana. Michel resultó gravemente herido además de habérse roto números huesos en la caída. Pero salvó su vida y su amiga Catherine le recogió en su casa y le cuidó.

Durante la convalecencia, Gaspard Carón se hizo con el gobierno del gremio de mercaderes y llevó a cabo el secuestro y asesinato del obispo Ullman que tantos dolores de cabeza había dado al gremio. Michel intentó ayudar a Gaspard pero ya era tarde y fue condenado a morir bajo la rueda. Antes de subir al patíbulo, Gaspard llamó a Michel y le pidió perdón por su envidia, pero no le confesó el lugar en el que vivía su hermana Isabelle. Tampoco le dijo que su hermana había tenido un hijo fruto de sus relaciones con Michel.

Cuando Jean llegó, ambos hermanos tuvieron que empezar de cero, además de luchar contra la inquina de las autoridades.

Tras el asesinato del obispo Ulman, el arzobispo de Trevis decidió vender la ciudad al duque Simón de Châtenois y este se lo ofreció como dote a Aristide de Guillory si se casaba con una de sus sobrinas, Yolande. Aceptó Aristide de muy buena gana pues con la boda adquiría el feudo en el que se encontraba Varenne de Saint Jacques.

Michel de Fleury trasladó su negocio a Metz para evitar que Aristide de Guillory pudiese seguir interferiendo sus negocios. Además, Isabelle había logrado comunicarle dónde vivía y así estaría más cerca.

Se disponía pues al traslado cuando Michel se encontró enfermo. Envió a su hermano Jean a ultimar un negocio y quiso la fortuna que Jean viese en Metz al lugar teniente de Guillory negociando en la oscuridad. Se acercó y pudo oír cómo amenazaba a un anciano que le pedía más dinero por mantener la boca cerrada. Jean intentó averiguar de qué se trataba y le costó la vida.

Michel intentó averiguar quién había asesinado a su hermano, pero no consiguió nada. Se traladó a Metz y continuó sus negocios.

Pasado el tiempo, falleció el maestre del gremio de mercaderes en Varennes y elegido un amigo de Michel quien viajó a Metz para invitarle a regresar a la ciudad y trabajar con él en otro intento por contener la avaricia del nuevo señor feudal, Aristide. Michel aceptó y regresó a Varennes.

Durante todo ese tiempo, Isabelle y Michel seguían encontrándose en el campo, en un sitio convenido y discreto. Durante las visitas Michel conoció a su hijo Remy quien lo consideraba su tío Thomasion, el labrador respetaba a Isabelle y le dejaba hacer. Thomasin e Isabelle convivían como dos buenos amigos. Se ayudaban en las tareas del campo y se respetaban.

La fatalidad quiso que su amigo falleciese y Michel fue elegido maestre de nuevo.

Tras la muerte del emperador Barbarroja, surgieron dos aspirantes al trono en sel Sacro Imperio Germánico. El duque Simón permaneció al margen con lo que Varennes continuó su vida en paz. No obstante, Aristide pretendía secretamente establecer una alianza con el enemigo de su tío político, el duque Simón, para lo cual necesitaba dinero y decidió subir los impuestos excesivamente. Todos los gremios se aliaron junto al de mercaderes y siguiendo las indicaciones de Michel. Fue una lucha muy cruenta que costó la vida a muchos habitantes de Varennes. Aristide se enteró que las beguinas (una especie de monacato de seglares) ayudaban a los rebeldes y envió a su lugarteniente para que las atacara. Esta acción en el fondo repugnó a su lugarteniente. Poco después el pueblo, bajo las indicaciones del jefe del gremio de los herreros, secuestró al lugarteniente. Michel acudió a entrevistarse con él y este le ofreció el secreto de Aristide de Guillory: se había casado en su juventud y había engendrado un hijo en una hija de un tejedor, en Metz. Esto quería decir que su matrimonio con la sobrina del duque Simon de Châtenois no había sido válido y que la sobrina del duque había tenido dos hijas bastardas: una gran ofensa para la familia del noble. Además, le reveló que había sido Aristide el asesino de su hermano Jean.

Michel de Fleury buscó a la joven y al hijo de Aristide y al anciano sacerdote que había celebrado aquellos esponsales y los presentó al duque Simon. La vengaza fue terrible. Varennes se vio libre de Aristide. Vino el duque en persona, ya anciano a reordenar la ciudad. Michel negoció con él la posibilidad de comprarle la ciudad. El duque se sentía cansado y un poco arrepentido de todo el mal que había cometido durante su vida así que, como reparación aceptó el trato que Michel le ofreció.

Varennes celebró el éxito pero aún restaba que el emperador confirmase el documento. Supusieron que el emperador pediría una desorbitada suma por estampar su firma en el documento y añadir los derechos que aún no habían sido pagados.

Michel de Fleury recurrió a las habilidades de su hijo Remy, quien se había convertido en un amanuense en un taller de Estrasburgo. Copiaron la carta en la que Barbarroja concedía el permiso para la construcción de un puente a Varennes y añadieron los otros derechos que les faltaban para conseguir la libertad. El hijo del emperador, en plena batalla con el otro pretendiente, no tardó mucho en otorgarles lo que pedían aunque les pidió, por su firma un palacio en Varennes y el juramento de fidelidad así como cien misas por el eterno descanso del alma de Barbarroja.