El oso, el piano, el perro y el violín

El anciano violinista Héctor piensa que su arte ya no le interesa a nadie: "¿Quién va a querer escuchar a un viejo violinista como yo cuando pueden ver a un oso pianista de fama mundial?". Pero, poco tiempo después, cuando el perro Hugo aprende a tocar el violín, el famoso oso le invita a unirse a su banda de animales y a viajar por el mundo para actuar en grandes escenarios. Entonces, Héctor perderá a su mejor amigo.

En esta tierna continuación de El oso y el piano, un perro que toca el violín y su amigo humano comparten la alegría de la música y descubren que, incluso en tiempos tristes y difíciles, la buena amistad resulta duradera.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2021 Blume
40
978-84-18725-00-5

Ilustraciones del autor

Traducción de Remedios Diéguez
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Álbum ilustrado sobre la amistad, las ilusiones y la alegría de la música. Se trata de la continuación de la historia de El oso y el piano (2019), en la que un osezno descubre en el bosque un piano y aprende a tocarlo, llegando a convertirse en un célebre pianista que triunfa en Nueva York.  En esta segunda parte, el relato está protagonizado por Héctor, un anciano violinista que piensa que su arte ya no le interesa a nadie y que “nunca cumplirá su sueño de tocar en una gran sala de conciertos”. Pero su perro y fiel amigo Hugo decide aprender a tocar el violín y consigue hacer sonar una música alegre y maravillosa. Hasta tal punto se hace famoso con el violín que Oso le invita a formar parte de su banda de animales músicos: es una gran oportunidad, pero Hugo debe separarse de su anciano amigo Héctor.

El autor de los textos y de las ilustraciones es David Litchfield (Bedfordshire, Reino Unido), reconocido ilustrador inglés. En este álbum, vuelven a compartir protagonismo los animales y las personas para hablar de la importancia de la música y de cumplir los sueños frente a los lazos de amistad, la tristeza de la soledad y la necesidad de vivir en compañía. La obra se completa con las preciosas ilustraciones del autor donde brillan las luces y los colores de una ciudad bulliciosa, y las siluetas de Héctor, Hugo y Oso perfectamente definidos y encantadores. Un álbum muy recomendable para hablar de la amistad, de la vejez, de la sabiduría y de la experiencia, con un final sorprendente en el que “la buena amistad, como la buena música, dura para siempre”.