El periodismo es una rama menor de la filosofía, de eso que etimológicamente se conoce como amor a la sabiduría. Algunos privilegiados superan ese escalón primero, alimentado por la curiosidad, e inevitablemente superficial desde los tiempos de Mariano José de Larra, y conquistan la aureola de maestros en esa aventura permanente de intentar explicar lo que nos pasa. Antonio Fontán Pérez fue uno de esos seres distinguidos con el secreto de aprender permanentemente y de contar lo que sabía de manera clara, precisa y eficaz.