Un recién nombrado inspector escolar del condado de Yorkshire nos cuenta, con un cálido y maravilloso sentido del humor, su experiencia durante el primer año en el empleo. Rápidamente aprende que debe andar despacio el camino para poder apreciar la belleza del paisaje ―¿vas a entrar, señor, o vas a quedarte ahí parado todo el día admirando las vistas?―. Y se va encontrando personajes «tan grandes como la vida», desde granjeros y hacendados hasta profesoras y profesores, encargados de mantenimiento o directores excéntricos.