El 31 de mayo de 1997 se cumplieron cincuenta años del fallecimiento de Bartolomé LLoréns, "la juventud quizá más traspasada de vida y espíritu que he tenido estos tiempos a mi lado", en palabras de Dámaso Alonso en su discurso de recepción en la Real Academia, en 1947. Por sus cualidades intelectuales y humanas, era previsible que el joven estudiante de filología llegara a destacar como lingüista y como poeta, pero contrajo una enfermedad incurable y falleció a los veinticuatro años.