Cuando Claudia decidió escaparse de casa, lo planeó todo con mucho cuidado. Estaría fuera el tiempo suficiente para que sus padres aprendieran a valorarla. Acompañada por su hermano Jamie, que sabía manejarse con el dinero, decidieron instalarse en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Allí descubrirán una bella estatua de la que no se conoce el autor. El misterio que envuelve el hallazgo les llevará hasta la señora Basil E. Frankweiler que les ayudará a regresar a casa.