"Vivir con un cocodrilo puede parecer emocionante, pero tiene sus inconvenientes. Con tantos dientes, se pasa horas lavándoselos en el lavabo. Y cuando ya los tiene limpios, sigue siendo un cocodrilo. ¿Y si le pilla un ataque de hambre y me zampa?", dice Hilda que le encuentra pegas a todo. Pero, ¿y si el verdadero inconveniente fuera vivir con ella? ¿Qué pasaría si alguien le regala un hámster?