Vera Brittain dedicó casi veinte años a escribir esta obra portentosa, en la que debía haber espacio «para los seres queridos y también para aquellos a quienes no conoceremos nunca, pero que, no cabe duda, son nuestros iguales». Pocas veces se ha contado la vida de aquella juventud, la que sufrió la Primera Guerra Mundial y la posguerra, con tanta profundidad y exactitud.