La inspectora de la Policía Foral de Navarra, Amaia Salazar, investiga el asesinato de unas muchachas en su Elizondo natal. Lo hace con la dificultad añadida de tener que convivir con su propia familia -tóxica- y con el recuerdo de los malos tratos sufridos en su infancia a manos de su madre.
La autora recurre a los espíritus buenos y malos del bosque pertenecientes a la mitología y supersticiones del valle del Baztan, entre ellos a ese guardian invisible de la montaña, el basajaun.