El narrador de esta breve novela publicada en 1985, "un viejo cura que a duras penas puede introducir la llave en la cerradura" recuerda en una carta los lejanos nueve días de 1944 en los que fue testigo de uno de los episodios más rocambolescos de la Segunda Guerra Mundial: la ocupación por los cosacos de la región de Carnia, en la frontera entre Italia, Austria y Eslovenia. Aquellos cosacos, que combatieron contra los bolcheviques en 1918, fueron repescados del exilio por los nazis, con la promesa de una patria cosaca autónoma.