Un pintor de moda, movilizado durante la segunda guerra mundial, llega con su compañía a una gran mansión inglesa, Brideshead, que conoce muy bien por haber pasado en ella largas temporadas. La obra describe a la aristocrática familia que la ocupa y el ambiente de la casa, verdadera protagonista del relato, con la misma minuciosidad e interés que si se tratara de una obra de arte que sólo puede admirarse en la vitrina de un museo.