04 Dic, 2004por cdl
«–¡Cómo que la existencia de Dios es una pregunta sin respuesta! –dijo Teo, riéndose–. ¿Lo dices en serio? Y ¿cómo logran, entonces, creer en Dios tantos millones de personas en el mundo? ¡Alguna razón habrá!»