Aquí se describe un problema actual, ya que muchos estudiantes no quieren estudiar en serio: estudian de mala gana, sin esfuerzo, sin orden, sin método, con prisas. Son estudiantes con una voluntad débil, consecuencia, a su vez, de falta de motivos para estudiar. El autor invita al estudiante a cambiar la rebeldía contra el estudio por la rebeldía de estudiar. Se presenta así el estudio como una rebeldía positiva frente a muchas limitaciones personales y ambientales. Es una rebeldía, por tanto, que convierte las dificultades en retos personales.