«Siento por estos relatos algo muy especial, porque son fragmentos de mi propia vida: el desaparecido mundo de mi juventud en Budapest, bajo el estalinismo; aquellas figuras pintorescas, preparadas para sobrevivir, algunas de las cuales no me eran en absoluto ajenas; mi encuentro con la música de Wagner y con la literatura; el despertar de una gran aventura intelectual... y la súbita ruptura, simbolizada en el pasar de un jeep con la bandera inglesa.