Alex, que tiene 17 años, está enfermo, el médico sugiere que le vendría bien respirar aire puro, y veranea junto a su padre, prestigioso violinista, en un pequeño pueblo de Soria. Sus padres discuten con frecuencia y deciden distanciarse un poco para pensar. Allí ambos se enamoran de la misma mujer: Irina, una vecina, de ascendencia rusa, que vive con su abuela, dueña de la casa. A través de ella se aficiona a leer a los autores rusos, hasta el punto de marcarle su futura vida profesional.