Este libro hace comprender las raíces del proceso de descristianización que se ha producido en Europa en los últimos dos siglos. El eje conductor de la obra es la exposición de cómo algunos movimientos políticos han ido adquiriendo un acusado perfil de verdaderas "religiones" laicas, con la consecuencia añadida de arrinconar o perseguir al cristianismo. Las apreciaciones de Burleigh se asientan con frecuencia no sólo en ensayos o datos estadísticos, sino también en la literatura de la época.