´No sé cuándo comencé a pensar de nuevo en Dios. Es posible que fuera con ocasión de una boda, cuando hay que ir a la iglesia porque los novios desean un escenario romántico. Allí, sentado en la nave, con las manos juntas, y, aburrido, uno comienza a observar la bóveda barroca, donde unos angelotes gordinflones trenzan una corona alrededor de la Virgen.