En Nahalal, el pueblo donde nació Shalev, conocemos a su asombrosa abuela Tonia, que llegó a Palestina en barco desde Rusia y pasó toda su vida luchando contra el peor enemigo de su familia en aquellas nuevas tierras: la suciedad.
Pequeño volumen dedicado, en realidad, a la mujer más que al hombre por el tono del relato. Aún así, resulta interesante por los conceptos que rescata acerca de esta virtud, la pureza, esencial para llevar una vida casta y cristiana como Dios manda.