Las mujeres han ganado la libertad para incorporarse al mercado laboral, para “trabajar fuera de casa”. Pero, ¿respeta nuestra cultura la libertad de las mujeres que deciden no trabajar? En el fondo, ¿no hay una presión ambiental que menosprecia a las madres que deciden no trabajar fuera de casa? ¿Nuestra sociedad valora adecuadamente el trabajo de las mujeres en casa?