Los países occidentales tienen una larga tradición de actuaciones del Estado en la vida de los individuos, a través de la regulación del mercado de trabajo, la fiscalidad o las inversiones en transportes, educación y sanidad. Tienen también medidas que afectan directamente a la vida familiar de sus ciudadanos, al plantear como asunto común cuestiones que afectan a muchas familias.
Esta obra plantea al lector una invitación a que contraste un ideal y la realidad.